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El coronavirus acelera el cambio en el sector fintech de Latinoamérica.

Por Ximena Aleman, Chief Business Development Officer at Prometeo/Brink News

En el sector de tecnología financiera en Latinoamérica, de rápido crecimiento, pero aún en desarrollo, el impacto de COVID-19 ya se está sintiendo. Los bancos más pequeños están bajo presión para digitalizar, dadas las actuales medidas de aislamiento generalizadas. Muchos de ellos recurren a fintechs en busca de ayuda y pueden salir de esta crisis con mejores ofertas digitales que antes.

Además, las instituciones más pequeñas, como las compañías financieras de segundo o tercer nivel que no operan bajo una licencia bancaria, ahora deben proporcionar servicios en línea que, antes, podrían haber estado disponibles en persona. Muchos de estos tipos de organizaciones están creando alianzas con fintechs para que puedan mantener su nivel de servicio en medio de la crisis.

También ha habido un aumento en la demanda de préstamos fintech de clientes de pequeñas y medianas empresas, pero esto no ocurre sin incertidumbre sobre los reembolsos. Algunos fundadores de fintechs que ofrecen préstamos comerciales están endureciendo su política crediticia para mitigar este riesgo.

La confianza sigue siendo sólida

Un mes después de las medidas de aislamiento en Latinoamérica debido al coronavirus, todavía es temprano para juzgar el impacto generalizado de la crisis en el ecosistema de startups. Si bien en algunos contextos se crearán más oportunidades, las consecuencias económicas más amplias también se manifestarán, entre otras cosas, en la presión que enfrentan muchas empresas fintech con la recaudación de fondos, el flujo de caja y la gestión del personal.

Por ahora, la confianza de los fundadores de startups es estable: el 40% dice que se siente más optimista sobre su negocio de tecnología financiera en los próximos seis meses, y el 26% dice que cree que el COVID-19 no tendrá efecto.

El mercado latinoamericano está especialmente preparado para soluciones innovadoras de tecnología financiera, como lo demuestra la valoración del mercado fintech de más de US$150 mil millones. El sector se ha expandido rápidamente en los últimos años, con las nuevas empresas de tecnología financiera en la región asegurando más de US$481 millones en fondos en el segundo trimestre de 2019.

Nubank, un neobanco brasileño valorado en más de US$10 mil millones, ha recaudado US$820 millones en fondos, mientras que el neobanco argentino Ualá recaudó US$150 millones en su ronda de la Serie C, dirigida por Tencent y el Fondo de Innovación de SoftBank en Latinoamérica. México y Brasil, como los mercados más grandes de la región, lideran el camino en términos de innovación fintech, regulación y atracción de inversiones internacionales.

La necesidad de una regulación 

No hay duda de que México lidera el camino en términos de regulación fintech en Latinoamérica. La Ley Fintech 2018 de México, que entrará en vigencia este año, se adelantó a su tiempo. El marco regulatorio integral cubre varios grupos dentro del sector, incluida la tendencia de vanguardia de la banca abierta.

La ley ofrece un marco para verticales de fintech cruciales, que incluyen financiación colectiva (crowdfunding) y pagos electrónicos, al tiempo que proporciona un entorno limitado regulatorio para compañías con y sin licencia. Otros países de la región ahora están experimentando un efecto indirecto regulatorio y están comenzando a impulsar su propia legislación, incluidos Brasil, Colombia, Chile y Perú.

Si bien los gobiernos están haciendo un esfuerzo para legislar ciertos sectores de fintech, a saber, el crowdfunding y los pagos digitales, estos países se quedan atrás en términos de una legislación integral y de gran alcance. Brasil es probablemente el más avanzado después de México, ya que legisla individualmente el crowdfunding y los préstamos entre pares, mientras que una comisión especial del Congreso está trabajando en una estrategia legislativa más amplia.

Una mano no muy dura

La regulación Fintech es indudablemente necesaria a medida que el sector crece en Latinoamérica, pero los reguladores deben tener cuidado de mantenerse en sintonía con las capacidades de la comunidad de startups fintech para cumplir con la legislación. Muchas nuevas empresas se han visto obligadas a cerrar debido a las altas demandas de cumplimiento normativo que surgieron cuando recién comenzaban. El costo de solicitar una licencia para cumplir con la Ley Mexicana de Fintech puede ser de hasta US$50,000, lo que, cuando se combina con otros requisitos como la contratación de un oficial de cumplimiento, agregaría otra factura considerable a los gastos de una startup.

En el futuro, los reguladores de toda la región deben tener en cuenta las condiciones que las startups necesitan para cumplir e innovar. Además, la legislación que es similar en alcance y naturaleza facilitará la ampliación de escala para las nuevas empresas que buscan conquistar múltiples mercados.

A medida que más bancos abran sus APIs a desarrolladores externos, la innovación de la banca digital seguramente se acelerará aún más.

Cómo triunfar en la situación actual

Con todo esto en mente, ¿cómo pueden las fintechs que buscan prosperar en Latinoamérica sentar las bases de su propio éxito? Para tener éxito en la situación actual, las startups fintech deben estar listas para ser creativas en la búsqueda de formas de operar fuera de la regulación si es posible, para no verse frustradas por el cumplimiento de una legislación agresiva.

Para aquellas compañías que están ingresando a nuevos mercados, el contacto máximo con el mercado antes de lanzar su producto será clave. Una vez lanzados, las fintechs deben probar rápidamente la capacidad de respuesta del mercado para determinar el potencial de su producto y estar listos para actuar con agilidad.

Por último, la resiliencia en el ecosistema fintech de Latinoamérica vendrá principalmente de ser impulsado por los ingresos. Si bien el interés de capital de riesgo en la región está creciendo, son esas startups enfocadas en los ingresos que tendrán la flexibilidad de ser ágiles y adaptarse de acuerdo con los cambios en el paisaje, especialmente bajo los desafíos de financiamiento presentados por el COVID-19.

La expansión y mayor innovación de fintech en Latinoamérica es muy probable que ocurra en los próximos años, pero no es inevitable. Los actores de todos los lados deben analizar cuidadosamente las condiciones exactas que permitirán que el ecosistema prospere. Sin embargo, en última instancia, será la combinación de regulación sintonizada y startups ágiles y de pensamiento inteligente lo que le dará al crecimiento rápido la mayor posibilidad de éxito.