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A dos años del 19S: el voluntariado como instrumento construir resiliencia

Tras dos años del terremoto del 19 de septiembre del 2017 que sacudió a la Ciudad de México dejando una pérdida económica en el rango de los USD$4,500 millones y daños en otras ciudades cercanas; hoy hacemos un análisis de cómo el voluntariado es un instrumento muy poderoso para construir resiliencia.

Y es que tal como dijo Emilio Guerra Díaz, quien fuera Coordinador de la Red del Pacto Mundial en México, una de las cualidades del poder transformador del voluntariado es la resiliencia, explicada como la capacidad de la humanidad de superar problemas que aún y cuando no regresa a su condición anterior, la ubican en un nivel distinto de crecimiento y desarrollo.

En Latinoamérica no somos ajenos a esta experiencia, siendo una de las regiones más expuestas a los desastres naturales, hemos sido testigos de cómo los daños y pérdidas ocasionadas por fenómenos como huracanes y sismos, pueden ser muy traumáticos y dolorosos para la comunidad, pero también una lección de la cual podemos salir más fortalecidos como sociedad, prueba de esto fueron la enorme cantidad de voluntariados que salieron tras el 19S.  

Por lo tanto, además de un plan para la adecuada gestión de riesgos con un enfoque en la prevención, para que la resiliencia exista, es necesario que esta también se trabaje desde la comunidad y con procesos de acompañamiento solidarios, tales como el voluntariado corporativo.

Es mucho más fácil superar circunstancias difíciles cuando estamos rodeados del sostén de muchas personas. Así pues, el voluntariado corporativo promovido desde nuestras empresas viene a representar la fuerza de un gran motor de resiliencia: el apoyo. La unión de un grupo grande de personas y empresas dispuestas a dar lo mejor de sí mismas para apoyar a otras en los momentos más difíciles es una poderosa fuerza de transformación, que sirve no sólo para superar las adversidades, sino para construir una sociedad más justa y solidaria.

Por todo ello, es sumamente importante no menospreciar y al contrario, reconocer a las y los voluntarios como un componente central de las comunidades resilientes. Tal y como hacemos en Marsh al invitar a nuestros colegas a participar con su tiempo, esfuerzo y habilidades en los distintos programas de apoyo a las comunidades donde vivimos y trabajamos.

Ahora más que nunca necesitamos comprometernos a actuar juntos y creer en el poder del voluntariado para transformar el mundo. Al final del día, cada una y uno de nosotros podemos desde nuestro lugar, ser también agentes de resiliencia.