
Por Ana Meca Diez ,
Managing Director, Marsh Spain
14/05/2025 · Lectura en 3 minutos
Incertidumbre y volatilidad son, posiblemente, los adjetivos que mejor definirían la situación geopolítica actual.
Y este entorno afecta de forma directa al comercio, la financiación y las inversiones de las organizaciones, obligándoles a reconsiderar las hipótesis en las que basaron su estrategia de gestión de riesgos en el pasado para adaptarlas a una nueva realidad.
A pesar de ello, el comercio internacional sigue contribuyendo al PIB global de manera similar a hace una década, aunque ya hay informes que adelantan que en la próxima década el crecimiento tendrá un ritmo inferior al del PIB global, en parte provocado por cambios en los patrones comerciales tradicionales.
El Informe de Riesgo Político 2025 muestra algunas claves para entender mejor estos riesgos y proporcionar herramientas para que las organizaciones afronten estos desafíos.
Se habla de una nueva arquitectura del comercio global, condicionada por el proteccionismo y las intervenciones gubernamentales. Tenemos por una parte a China, con un crecimiento exponencial de sus exportaciones en los últimos 5 años en sectores críticos, con el impacto inevitable que supone en un entorno de estrategias económicas proteccionistas de muchos países. Por otra parte, va a ser fundamental entender los objetivos de la política comercial estadounidense de forma conjunta: la utilización de aranceles como herramienta de negociación por un lado y como protección económica por el otro, con sus diferentes repercusiones.
Otro aspecto que se cuestiona es la viabilidad del modelo actual de países “conectores” (países que facilitan el comercio entre socios comerciales). La dependencia de estos conectores puede exponer a algunas organizaciones a nuevas vulnerabilidades, porque también éstos se pueden ver expuestos a barreras comerciales y, por tanto, no cumplir con su papel de diversificación.
En ese proceso de reorganización de las cadenas de suministro surgen otros riesgos que también hay que tener en cuenta, como la exposición a ciberataques al operar con proveedores en nuevos países con diferente regulación, infraestructura o cultura de seguridad. Estos ataques han aumentado un 300% desde 2020.
Por último, no debemos olvidar la transición energética en la que estamos inmersos y los desafíos que conlleva. Las organizaciones necesitan estar listas para enfrentar un entorno regulatorio que cambia constantemente, lo que hace que cumplir con las normas sea complicado. Además, la falta de claridad sobre cómo se aplicarán estas regulaciones puede generar riesgos operativos. Por eso, las empresas deben implementar sistemas de monitoreo efectivos para reducir estos riesgos.
En resumen, en la estrategia económica actual, las organizaciones están obligadas a analizar nuevos riesgos y desarrollar diferentes escenarios que tengan en cuenta varios resultados geopolíticos. Solo de esa forma podrán reaccionar de una forma ágil, posicionarse mejor y aprovechar las oportunidades.
Como parte de ese ejercicio, Marsh puede ayudar a las empresas con herramientas que permiten entender mejor esos riesgos y mitigarlos. Algunas de las que se citan en el Informe de Riesgo Político 2025, son soluciones de asesoramiento para analizar la vulnerabilidad de la cadena de suministro, como es la plataforma Sentrisk, o coberturas de Crédito y de Riesgo Político tanto para los activos como para las inversiones.