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Educación

Las instituciones educativas deben evaluar, priorizar y gestionar una amplia variedad de riesgos para tener éxito en un entorno volátil e impredecible. Los especialistas de Marsh pueden ayudarle a diseñar estrategias que mejoren su resiliencia frente a riesgos que podrían afectar a su reputación y resultados.

Las instituciones educativas de todo el mundo se enfrentan a una amplia variedad de retos y riesgos. La reciente pandemia de COVID-19 ha generado una mayor incertidumbre con respecto al futuro, lo que ha provocado que los líderes de muchas instituciones académicas se replanteen los modelos empresariales y educativos existentes y los riesgos asociados. Aparte de los riesgos tradicionales de propiedad y accidentes, los riesgos de matriculación, aprendizaje a distancia, ciberseguridad y seguridad en el campus son inquietudes importantes para muchas instituciones.

La gestión del riesgo es fundamental para capear esta volatilidad y, en un mundo que cambia rápidamente, resulta valioso contar con un sólido equipo de asesoramiento sobre riesgos. El equipo de Prácticas de educación de Marsh comprende el entorno educativo y sus exposiciones específicas. Si no se abordan debidamente, estos riesgos pueden dañar su reputación, rentabilidad e incluso viabilidad ante las crecientes demandas públicas y gubernamentales de responsabilidad de la junta directiva y del fideicomisario.

Nuestras capacidades de evaluación de riesgos (respaldadas por nuestra tecnología de asignación dinámica de riesgos) y nuestro enfoque consultivo de la gestión de riesgos le ayudan a comparar, cuantificar y gestionar sus exposiciones financieras y operativas.

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Preguntas frecuentes

En el entorno académico en evolución actual, las instituciones se enfrentan a un conjunto de riesgos más diverso que nunca. Tradicionalmente, las instituciones educativas tenían que gestionar exposiciones como los gastos de funcionamiento de las instalaciones, la integridad educativa, la seguridad del campus y asuntos relativos al personal, como las decisiones de titularidad.

El cambio hacia el aprendizaje en línea y los campus dispersos ya se estaba produciendo antes de la pandemia de COVID-19, lo que aceleró aún más la necesidad de tales ofertas. Con estos cambios surge un conjunto diferente de riesgos y desafíos para las instituciones educativas, como la ciberseguridad, la integridad académica a distancia y el mantenimiento de las matriculaciones.

Las instituciones educativas se enfrentan a una amplia variedad de riesgos, algunos de los cuales se pueden gestionar por sí solos, y otros deben gestionarse con la ayuda de un asesor de riesgos. Si no se abordan debidamente, los riesgos en un entorno académico pueden dañar la reputación y la rentabilidad de una institución.

La prevención es siempre la mejor manera de gestionar el riesgo. El desarrollo de una estrategia de prevención de riesgos implica identificar y cuantificar los riesgos y las exposiciones. Además de esto, es importante que cree un plan de respuesta a las crisis, porque no todos los riesgos se pueden prevenir.

Lo ideal sería que la identificación y cuantificación de las exposiciones al riesgo fuera un debate en el que participaran las partes interesadas internas y externas, así como un asesor de riesgos cualificado. Resulta útil contar con información que guía la recopilación de datos de apoyo sobre diversos riesgos dentro de su institución académica, ya que proporciona una base objetiva para la conversación posterior sobre la priorización de los riesgos. Los asesores de riesgos actuales suelen utilizar herramientas sofisticadas de evaluación de riesgos para ayudar con la recopilación y el análisis de datos, lo que a su vez le ayuda a cuantificar mejor sus exposiciones.

Los asesores de riesgo suelen tener la capacidad de recopilar y evaluar datos valiosos sobre los diversos riesgos de una institución académica, lo que ayuda a establecer prioridades, y pueden ofrecer información sobre el contexto general o los riesgos emergentes dentro del panorama académico global. Además, en tiempos de crisis, resulta útil contar con el apoyo de especialistas en gestión de riesgos, que pueden utilizar su experiencia para que les ayude a orientar a su institución ante los desafíos.