El buen gobierno es esencialmente una respuesta afirmativa a la pregunta: "¿Dirigimos nuestra empresa con eficacia?" Entre los aspectos del gobierno se incluyen la gestión eficaz de riesgos y cumplimiento, las normas éticas, una mayor diversidad en las juntas directivas y la divulgación de información.
La existencia de una cautiva puede considerarse una "prueba" de gobierno a través de la formalización de la financiación del riesgo y de la presentación de informes en una entidad jurídica autorizada y regulada.
Debido a que las cautivas por sí mismas cuentan con juntas directivas y activos disponibles para inversión, pueden reflejar y aumentar las estrategias ESG de sus matrices.
Consideremos el caso de un minorista especializado a nivel nacional que buscaba mejorar su perfil ESG. La empresa ya se había comprometido firmemente en tener un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente, pero no estaba segura de cómo su cautiva podía desempeñar una función en ese esfuerzo, hasta que se dio cuenta del impacto que las cautivas tienen en el gobierno corporativo.
Como entidad aseguradora regulada, una cautiva promueve la gestión activa de los riesgos, permite una supervisión y control activos, así como se ofrece a la matriz, una forma estructurada de tomar decisiones informadas sobre el riesgo.
Las cautivas no sólo mejoran el perfil de riesgo de sus organizaciones matrices ante las aseguradoras comerciales, sino que también generan un encuentro natural de la gestión de riesgos entre equipos de gestión de riesgos, jurídicos, de finanzas, contabilidad, recursos humanos y de auditoría interna de las organizaciones.