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Centros de Datos: activos estratégicos para la economía digital

En la actualidad, los Centros de Datos se han consolidado como unos de los activos más estratégicos dentro del ecosistema de la economía digital.

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Santiago Manglano

En la actualidad, los Centros de Datos se han consolidado como unos de los activos más estratégicos dentro del ecosistema de la economía digital. Su papel como infraestructura crítica para el almacenamiento, procesamiento y transmisión de datos ha atraído el interés de grandes compañías tecnológicas fundamentalmente, pero también de inversores, promotores y desarrolladores inmobiliarios, constructores y operadores especializados. En una economía con una creciente demanda de servicios en la nube, inteligencia artificial y digitalización, el valor de este tipo de activos e instalaciones se ha multiplicado.

Para los inversores, los Centros de Datos tienen un enorme potencial de rentabilidad dentro del mercado inmobiliario y de infraestructuras. A diferencia de otro tipo de activos, su valor no se basa únicamente en su ubicación o en el precio del suelo, sino en la capacidad de ofrecer redundancia energética, conectividad de baja latencia, y seguridad física y digital. Los Centros de Datos se consideran activos resilientes, con flujos de ingresos estables y contratos a largo plazo con clientes que dependen de la continuidad del servicio.

Los constructores y desarrolladores encuentran también oportunidades interesantes para su negocio. El diseño y la edificación de estas instalaciones requieren experiencia especializada: desde la instalación y gestión de sistemas eléctricos y de refrigeración hasta la incorporación de estándares de seguridad y sostenibilidad.

No obstante, a pesar de su atractivo, los Centros de Datos no están exentos de riesgos. El más relevante es sin duda el energético: el elevado consumo eléctrico que necesitan requiere garantizar un suministro estable. La ciberseguridad es otro aspecto crítico. La concentración de información sensible de usuarios o de empresas obliga a los operadores y propietarios a invertir de forma constante en medidas de protección, redundancia y protocolos frente a contingencias.

Así, la evolución de estos activos se orienta, sobre todo, a la sostenibilidad y a la eficiencia energética, con importantes inversiones de los operadores en energías renovables; igualmente otra tendencia clave es el denominado “Edge Computing” (acercar la capacidad del cómputo del dato el lugar donde se generan o consumen los datos), que dar lugar a la construcción de centros de datos más pequeños distribuidos en localizaciones estratégicas para reducir la latencia.

En este entorno, España se sitúa como un país clave en los próximos años, posicionándose como un hub digital clave en el sur de Europa. España ofrece un mercado atractivo con una inversión prevista cercana a los 8.000 millones de euros hasta 2026, que multiplicará por cuatro la capacidad instalada actual. La ubicación geográfica estratégica de nuestro país, como punto de conexión entre Europa, América y África, junto con una extensa red de cables submarinos, la convierte en un lugar ideal para el almacenamiento y procesamiento de datos. Además, la amplia disponibilidad de energías renovables hace que España sea un destino sostenible y rentable.

Va a ser muy interesante ver el futuro y la evolución de este tipo de instalaciones. En un mundo cada vez más dependiente de los datos, quienes sepan anticipar riesgos y aprovechar tendencias liderará un sector que va a ser clave en las próximas décadas.

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